A medida que se va acercando el estreno de Cincuenta
sombras de Grey aumentan los temores sobre el calentamiento global
¿Va a ser Cincuenta sombra de Grey la película de
más éxito que sin embargo nadie habrá ido a ver?
Reproduzco un artículo de Joaquín Luna en La Vanguardia del 28 diciembre 2014,
vaticinando la que se avecina.
Tendencias
eróticas del 2015 Joaquín Luna
Por estas fechas, un maestro del periodismo es aquel
que anticipa lo que sucederá en el año 2015. Ya les aviso: estrenan 50 sombras
de Grey el día de San Valentín -lo que nos faltaba- y aunque días antes haya
pateo monumental en la Berlinale -preestreno mundial- tampoco descarte que los
chinos del barrio se harten de vender kits con vendas moradas, antifaces,
látigos no homologados y esposas revestidas de piel de conejo.
¿Tiene usted madera de amo?
Vaya haciéndose la pregunta, no sea que la película arrase y una sumisa le
pille en cueros y fuera de tendencia. Tratándose de Hollywood, el riesgo es
real porque con tal de vender entradas, seguro que ponen al alcance de
cualquier pareja -y el matrimonio es una forma de pareja, so sorry- la fantasía del dominador y la dominada. ¡Y luego dirán
que el cine no es una fábrica de sueños!
Como todo gorila alfa, no he leído la novela de la señora James y sólo veré la película
si alguien me da una excusa. No es por falta de ganas, no se crean, y en esto
envidio a los hombres casados porque tienen siempre un pretexto para hacer
cosas que no les apetecen. Intuyo que es una adaptación encubierta de alguna
novela de Corín Tellado: el protagonista es muy malo porque no ha encontrado
una mujer que le redima, y ella se deja hacer de todos los colores con tal de
ganarse al chico del siglo XXI, que seguro es adicto al gimnasio, come sushi y
capta en Facebook los rollitos de los jueves.
Una noche estuve en un club libertino de la calle Atenas de Barcelona donde se
reunían unos señores y unas señoras de negro riguroso cuyo placer era envolver
a otros clientes -unos mandados, vaya- y hacerles perrerías con una solemnidad
liceística. En un ratito muerto y no sin reparos, tuve el honor de disponer de
todos los artilugios colgados de la pared -a modo de palacio del bricolaje
erótico- a fin de dar un capricho a mi acompañante. ¡Qué cosas hace uno cuando
es otro! Opté, claro, por lo más sencillito: unos grilletes de pies y manos y
un látigo con las tiras de apariencia blandita. Y qué amables fueron los
masocas: mira, esto se hace así, tú dale asá...
La ventaja de que se lleve el sadomaso hollywoodiense en el 2015 es que se
trata de una práctica cerebral, muy al alcance de todas las edades, cosa que
agradecemos los maduros. Ya se cuidará mucho la productora de que glamur,
sentimientos y oscuridad sean compatibles, como le pasó a todo un Stanley
Kubrick en Eyes wide shut (¡menudo
envoltorio a lo El Cid de las fiestas libertinas de París y périphérie!). ¿A que no se atreven los
anglosajones a llevar al cine La vida
sexual de Catherine M. (las memorias de la muy francesa y coetánea
Catherine Millet, editorial Anagrama)?
¿Falta mucho para el 2015? Ya imagino a los trendies
más impacientes: doce uvas, lencería roja y un "sumisa de mi corazón, qué
golfa eres".
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