Contrato de esclavitud entre Leopold von Sacher-Masoch y Wanda von Dunajew (La Venus de las pieles)
¡Mi esclavo! Las condiciones bajo las cuales
le acepto como esclavo y le tolero a mi lado son las siguientes:
Renuncia incondicional a su persona.
No tendrá más voluntad que la mía.
En mis manos será un instrumento ciego, que cumplirá todas mis órdenes sin réplica. Si olvidara que es mi esclavo y no me obedeciera incondicionalmente en todas las cosas, tendré el derecho a castigarle y azotarle como mejor me parezca, sin que se atreva siquiera a manifestar una sola queja.
Renuncia incondicional a su persona.
No tendrá más voluntad que la mía.
En mis manos será un instrumento ciego, que cumplirá todas mis órdenes sin réplica. Si olvidara que es mi esclavo y no me obedeciera incondicionalmente en todas las cosas, tendré el derecho a castigarle y azotarle como mejor me parezca, sin que se atreva siquiera a manifestar una sola queja.
Todo lo que le conceda que sea
agradable o placentero provendrá de mi benevolencia y habrá de ser aceptado por
usted con agradecimiento; no tengo ninguna obligación ni ningún deber hacia usted.
No será para mi ni hijo ni
hermano ni amigo, nada salvo mi esclavo postrado en el polvo.
Al igual que su cuerpo, me
pertenece su alma, y por mucho sufrimiento que ello le cause, habrá de someter
a mi dominio sus sentimientos y emociones.
Me será permitida la mayor
crueldad y aunque le mutile, habrá de soportarlo sin queja. Trabajará para mí
como un esclavo, y si yo me doy la gran vida en la abundancia y a usted le dejo
en la miseria y le trato a patadas, estará obligado, sin protestar, a besar el
pie que le pisa.
Podré despedirle en cualquier
momento, pero usted no podrá abandonarme sin mi permiso y si huyera de mí, con
ello me concedería el poder y el derecho de atormentarle hasta la muerte con
todas las torturas imaginables.
Aparte de mí, no tiene nada, yo
lo soy todo para usted: su vida, su futuro, su dicha, su desdicha, su
sufrimiento y su placer.
Lo que yo le exija, ya sea bueno
o malo, tendrá que cumplirlo, y si exigiera de usted un crimen, tendría que
convertirse en criminal para obedecer mi voluntad.
Su honor me pertenece, al igual
que su sangre, su espíritu, su actividad laboral. Yo mando sobre la vida y la
muerte.
Si en algún momento no pudiera
soportar más mi dominio, si las cadenas le fuera demasiado pesadas, en ese caso
tendrá que matarse, pues yo jamás le devolveré la libertad.
(Consentimiento de
Sacher-Masoch):
Yo me comprometo por mi palabra
de honor a ser el esclavo de la señora Wanda von Dunajew, así como ella lo
exige, y a someterme a todos sus deseos
son resistencia.
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