Andy Warhol contribuyó decisivamente a alimentar el mito Marilyn Monroe al convertirla en tema recurrente de sus obras.
Algo parecido hizo Robert
Blue con Bettie Page, mediante aquel gesto tan genuinamente pop art de reelaborar
fotografías de la modelo en clave pictórica.
Era una opción de riesgo y
una reivindicación en toda regla. Aquellas fotografías BDSM de Bettie Page publicadas
originalmente en revistas de temática fetish, habían sido objeto de una persecución
que acabó truncando las trayectorias de ella y de su productor, Irwing Klaw.
Gracias a Robert Blue, la
consolidación de Bettie Page como icono pop experimentó un salto cualitativo decisivo.
Luego vinieron otros
artistas que siguieron cultivando el mito, como Olivia de Berardinis, a quien ya dedicamos una entrada de este blog.