“Me obliga a caminar hacia atrás, con nuestras lenguas
todavía entrelazadas, hasta que noto la cruz de madera justo detrás de mí. Se
acerca todavía más y su cuerpo se contornea y aprieta contra el mío…
Sus ojos arden cuando me coge las manos y me las
levanta por encima de la cabeza…
Me sujeta las muñecas con las esposas de piel que hay
en la parte superior de la cruz y vuelve a sacar el pañuelo.
Creo que ya has visto suficiente.
Me tapa los ojos de nuevo y me recorre un escalofrío
cuando noto que los demás sentidos se agudizan…
Me coge suavemente un tobillo y tira un poco de mi
pierna hacia la derecha. Baja el pie –me dice y después me esposa el tobillo
derecho a la cruz. Seguidamente hace lo mismo con el izquierdo.
Estoy indefensa, con los brazos y las piernas
extendidos y sujetos a la cruz."(páginas 276-277 de 50SL)
0 comentarios:
Publicar un comentario