Con posterioridad he podido cotejar el texto español de las Memorias… con el francés de las Mémoires…
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Portada de Mémoires d'une fouettée, de Aimé Van Rod (1924) |
Así que ahora puedo confirmar que las Memorias… son efectivamente una
traducción del libro francés, aunque libre y con variantes significativas (añadidos
y omisiones) que podrían obedecer, en parte, a la voluntad de encubrirla que ya
notaba en mi comentario (puesto que en ningún momento se dice que sea una
traducción y además se cambia el nombre del autor, de Van Rod a Ubersetzer).
Pero también es factible pensar que estas diferencias que
presenta la versión española sirven para adaptarla al gusto de los lectores de
este país, ofreciéndoles un contenido más “generalista” que el que encontramos en las Mémoires… exclusivamente centrado
en el tema de la flagelación.
Merece la pena comentarlo puesto que se pueden extraer algunas conclusiones
interesantes. Vamos allá.
Los
dos primeros capítulos de ambos libros son sustancialmente iguales, aunque la
versión española se salta algunas cosas.
En
el tercer capítulo de las Memorias…
el autor de la versión española omite un episodio relevante: la primera vez que
la protagonista, Lisa Emerson, presencia una flagelación, en la escuela. En
cambio, pone el acento en la relación lésbica entre Lisa y la criada mulata de su
amo, Míster Pen.
Los
capítulos cuarto y quinto, como los dos primeros, siguen el texto francés con
relativa fidelidad.
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James Barclay (seud. de Gaston Smit) Ilustración de Mémoires d'une fouettée (1924) |
En
el sexto encontramos algunas cosas que no aparecen en el texto francés como Míster
Pen masturbando a Lisa o la curiosa escena en la que le golpea los pezones con
unas varillas metálicas.
En
el séptimo las líneas divergentes de ambos textos, el español y el francés, se
acentúan. El español introduce una “confesión” de la protagonista definiéndose
como una mujer pervertida y un ser prostituido en potencia a causa de una
relación lésbica que tuvo con una compañera de estudios, Dolly. Nada de esto se
dice en el texto francés, donde no se ponen adjetivos ni se buscan
justificaciones a la conducta de Lisa.
El
capítulo octavo del libro español, bastante extenso, difiere casi en su
totalidad del referente francés. Es la visita de Lisa a la biblioteca, que da
pie a desarrollar algunas historias lésbicas. En el comentario que le dediqué
en los Cuadernos de BDSM ya notaba que este capítulo era como un excurso que se
desviaba del hilo argumental principal.
En
el capítulo noveno la versión española introduce un conato de enamoramiento
entre la protagonista, Lisa, y Míster Pen, su amo, que no existe en las Mémoires… Luego viene la flagelación de
Lisa, fiel al texto francés, pero su culminación (Míster Pen follando a Lisa) vuelve a marcar
diferencias.
Capítulo
décimo, undécimo y duodécimo: narran el viaje a Europa y la relación de la
protagonista con Miss Berthie. Más semejanzas que diferencias entre los textos
español y francés, aunque la versión española abrevia considerablemente la
descripción de las escenas de flagelación.
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James Barclay (seud. de Gaston Smit)
Ilustración de Mémoires d'une fouettée (1924) |
A
estas alturas, el libro español supera ya las dos terceras partes de su
recorrido mientras que el francés apenas alcanza el primer tercio. Así que los
últimos capítulos de las Memorias… se saltan o abrevian muchos episodios que en
las Mémoires… tienen bastante peso.
Como en la mayoría de los casos lo que se omite son episodios de flagelación, el
resultado es que el libro español ofrece una versión bastante light del referente francés.
Capítulo
decimotercero: la versión de la separación entre la protagonista, Lisa, y su
Amo, Míster Pen, se cambia por completo. En la versión española, Míster Pen se
arruina en el casino de Montecarlo. En el original francés, se suicida. Las
estancias de Lisa en Mozambique y Ciudad del Cabo, que en el libro español son
apenas mencionadas, ocupan tres largos capítulos de las Mémoires… repletos de escenas de flagelación, incluida una en un
convento de monjas.
El
ultimo capitulo es el decimocuarto, en el que se sintetizan dos capítulos del
libro francés en los que se narra el periplo de Lisa de Londres a Marsella y de
Marsella a París, donde al final se gana muy bien la vida como prostituta
especializada en flagelación.
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James Barclay (seud. de Gaston Smit)
Ilustración de Mémoires d'une fouettée (1924) |
En
resumen. De la comparación entre Memorias
de una masoquista y Mémoires d’une
fouettée se deduce que las Memorias…
son una traducción libre y adaptada, además de encubierta, de las Mémoires…
La
versión española se salta algunas partes del texto francés, al mismo tiempo que
añade otros fragmentos que presumiblemente también son traducidos del francés,
quizás de otras obras del mismo autor de las Mémoires… Aimé Van Rod.
El
balance entre lo omitido y lo añadido en esta especie de ensamblaje de textos traducidos
que son las Memorias.. supone una
acentuación de la componente lésbica en detrimento de la sadomasoquista, que
predomina absolutamente en las Mémoires…
Como
resultante de todo esto observo que las Memorias…
reflejan un concepto de masoquismo bastante diferente de su referente francés.
Es un concepto de masoquismo que supongo adaptado al contexto español y muy
especialmente al gusto del público lector de literatura erótica en formato de
novela corta, un público que debía ser mayoritariamente masculino y más
“generalista” por decirlo de alguna forma que el destinatario de la literatura
francesa o inglesa sobre flagelación erótica, que seguramente era un público con un
gusto más directamente focalizado en este tema.
El
concepto de masoquismo que reflejan las Memorias
de una masoquista se caracteriza, principalmente, por considerarlo un
“vicio” femenino estrechamente conectado con el lesbianismo. Y algo propio de
mujeres libres, extranjeras y cosmopolitas, ajeno, por tanto, a la mujer
española de la época (Maite Zubiaurre ha escrito cosas muy interesantes sobre
esta peculiaridad del erotismo español).
Está
por ver que alcance tenía en nuestro país este concepto de masoquismo reflejado
en las Memorias… Si era algo generalizado
y hasta que punto concuerda, o no, con otras visiones españolas del tema.
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James Barclay (seud. de Gaston Smit)
Ilustración de Mémoires d'une fouettée (1924) |
Por
de pronto, en dos libros españoles sobre sadomasoquismo de principios del siglo
XX que comenté en otro artículo aparecido en los Cuadernos de BDSM (número 20, febrero 2013) se encuentran pistas
interesantes que indican un alcance amplio de este concepto de masoquismo. La prostitución en París de Léo Taxil trata conjuntamente del sadismo y el safismo, asociándolos. Paralelamente, en La flagelación erótica de Antonio San de Velilla se da por cierta la “natural inclinación” de las mujeres hacia la
flagelación pasiva. Así pues, todo apunta, por ahora, a que la famosa obra de Jaf
y Saldo Flagellantes et flagellées, cuyo
subtítulo es, precisamente, La
flagellation vice féminin (la flagelación, vicio femenino) tuvo un eco
importante en nuestro país.
Por
lo que respecta a las ilustraciones se comprueba que Mel, el dibujante de las Memorias… no se subordina al referente
francés. Evidentemente, repite algunos temas casi obligados, como las escenas
de flagelación, pero en cambio ilustra otros pasajes que no fueron tratados por
ninguno de los dos ilustradores de la edición francesa (M. del Giglio y Gaston
Smit). En parte por una razón obvia (algunos corresponden a episodios añadidos
en la versión española) pero sobretodo porque así también se subraya y se hace más
visible la deriva lésbica de las Memorias
de una masoquista.