Reproduzco
un artículo de Julià Guillamon en La Vanguardia del 6 de febrero de 2014 en
el que habla del castillo de Roissy y aporta algunos datos interesantes y
curiosos sobre este emblemático lugar bedesemero, escenario de Historia de O
Julià
Guillamon:
“Une
sorte de petit hôtel”
Como
todo el mundo sabe, hace setenta y cinco año Franco entró en Barcelona y una
riada de gente partió para el exilio, entre ellos la mayoría de los escritores catalanes,
que la Generalitat distribuyó en diferentes refugios esperando la hora del regreso.
Uno de estos refugios que ha generado un mito es el castillo de Roissy-en-Brie,
a 25 km de París, donde fueron a parar Mercè Rodoreda y Pere Calders, Francesc Trabal
y Sebastià Gasch, Armand Obiols y Anna Murià, Xavier Benguerel y Agustí Bartra.
Todos conservaron pequeños recuerdos de su estancia. Obiols, un abono de tren París-Roissy
con cinco o seis viajes. Anna Murià, una servilleta de papel firmada por todo
el grupo. El dibujante Enric Clusellas, una acuarela del parque de bomberos, donde
residía. C.A. Jordana, una colección de postales del castillo y el jardín y dos
fotos de una sobremesa con los hermanos Trabal, Lluís Montanyà y Xavier Benguerel.
Casi todos escribieron algo en artículos, dietarios o libros de memorias. En un
viaje a Europa, Agustí Bartra y Anna Murià, que se hicieron novios en Roissy, estuvieron
de visita y cual no fue su desengaño al ver que habían cortado los árboles.
Buscando buscando, descubrí que la madera la compró Caran d’Ache para fabricar
lápices.
Lo
que poca gente conoce es que el castillo de Roissy es el escenario de la novela
de Pauline Réage Histoire d’O, que fue uno de los mitos eróticos de los años
sesenta-setenta, en el libro publicado por Jean-Jacques Pauvert, el cómic de
Guido Crepax y la película de Just Jaeckin con la guapa Corinne Cléry. “Voilà:
le taxi s’arrête dans une belle avenue, sous un arbre –ce sont des platanes–
devant une sorte de petit hôtel qu’on devine entre court et jardin, comme les
petits hôtels du faubourg Saint-Germain”. La chica llega con las medias por las
rodillas y el culo al aire. Y a los cinco minutos ya está desnuda y esposada, con
collares y brazaletes con anillas que permiten atarla para que un tipo feo le
vaya pegando con un látigo en las posaderas.
Ahora
el petit hôtel es el Ayuntamiento de
Roissy. Cuando en el año 2005 con Joaquim Jordà filmamos el documental Literatures de l’exili, estaban tan
acostumbrados a recibir equipos de televisión catalanes que a pesar de ser
Viernes Santo nos dejaron abierto el castillo y estuvimos rodando sin que nadie
nos molestara. Poco después, en una exposición en el Jeu de Paume, titulada L’Événement, sobre la construcción de los
acontecimientos en la consciencia de la gente, volví a encontrar el castillo de
Roissy. Cuando el gobierno del Front Populaire instauró las vacaciones pagadas,
en verano de 1936, se convirtió en Auberge de Jeunesse. Se publicaron muchos
reportajes.
A menudo,
la historia te llega en cajitas y una de las obligaciones del historiador y del
escritor es sacarla de esas cajas y reconstruir el vínculo entre el exilio, la
novela erótica, las vacaciones pagadas y los lápices Caran d’Ache.
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