Ahora (COVID mediante)
es tiempo de mascarillas. Pero las máscaras siempre han estado ahí.
“Hemos sentido una y otra vez su presencia, en ocasiones amenazante pero
siempre fascinante. Rebeldes, chamanes y terroristas, entre otros, han ocultado
su rostro, usado el disfraz o defendido el anonimato, desde los tenebrosos
Vigilantes, las antiguas sociedades secretas y los primeros klansmen,
ocultos bajo impresionantes máscaras de animales, luciendo cuernos y armados
con cuchillos, hasta el escurridizo Fantômas, el primer gran archivillano, y la
belleza perturbadora de Irma Vep y Les Vampires,
la sonrisa siniestra del Guy Fawkes de Alan Moore y David Lloyd en V de Vendetta y
el pasamontañas negro del subcomandante Marcos o el multicolor de Pussy Riot.”
(transcribo de la contracubierta)
La máscara es también una pieza fundamental del utillaje
BDSM. Servando Rocha no le dedica un apartado específico dentro de su libro
pero se aproxima al tema haciendo referencia a tres cuestiones: las
implicaciones eróticas de la máscara (desde las máscaras galantes de los
carnavales venecianos a la lechuza de Historia de O, últimamente parodiada en
las “50 sombras”); John Willie, Bettie Page y la introducción de la máscara en
el imaginario fetichista y, por último, William Seabrook y sus experimentos con capuchas de privación sensorial, tema al que ya dedicamos una entrada del BdeWM.
Dice Servando Rocha a propósito de Seabrook: “Dadaístas
y surrealistas, a partir de la actitud apocalíptica y el mito del buen salvaje,
buscaban algún tipo de paraíso perdido, algún suelo firme. Pero la búsqueda era
casi a ciegas. Se relacionaban con artistas, pero también con magos, místicos y
antropólogos de lo oculto, entre los que destacó William Seabrook, un personaje
de biografía excesiva obsesionado por el contacto directo con las potencias
invisibles de la mente y las culturas primitivas”.
El libro de la máscara y los enmascarados, de
Servando Rocha. Un fascinante y oportuno homenaje a la máscara y su poder de
ocultación en tiempos de mascarillas y del Gran Hermano digital que todo lo ve.
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