Volvemos, tras una larga pausa bloguera, con unos apuntes sobre la exposición Sade. La libertad o el mal presentada en el CCCB de Barcelona entre los meses de mayo y octubre de 2023. La ocasión lo merece sobradamente.
Para situarnos: una
cosa es Sade, DAF de Sade (1740-1814), el Marqués de Sade, y su supuesta
filosofía. Otra cosa es el sadismo y una de sus más características
expresiones, la violencia implícita en toda relación de poder. Cosa aun distinta
es el sadomasoquismo, de especial interés en el ámbito forense, de la medicina
legal y de la psicología. Está, además, el BDSM, que es el tema de este blog
(en sus expresiones culturales), y que engloba un conjunto heterogéneo de
prácticas de carácter performativo, orientadas a la búsqueda del placer
mediante la dominación/sumisión, la estimulación por el dolor, las ataduras, el
fetichismo, etc. Siempre, condición sine qua non, de forma sensata,
segura y consensuada.
Lo primero, la
figura de Sade y su filosofía de tocador, queda mínimamente apuntado en la
exposición del CCCB, pero no es el tema central de la misma, que en realidad va
del tránsito del concepto “sadismo” por la cultura occidental.
En consecuencia, el
sadismo sí que aparece claramente definido y representado mediante piezas
cruciales, tales como el film Salò o le 120 giornate di Sodoma (1979) de
P.P. Pasolini o la evocación de la terrible escena de tortura en la cárcel de
Abu Ghraib. Mas aún: en una de las cartelas se afirma que una de las principales
fuentes de inspiración de la exposición son las tesis de Pasolini.
Lo tercero,
sadomasoquismo, acaba relacionándose con la violencia de género y se evoca
mediante una instalación de Domestic Data Streamers (El ritmo de la
violencia, 2023) y obras artísticas de Laia Abril y Teresa Margolles, por
ejemplo.
El BDSM, en cambio,
queda como bastante difuso, aunque flota en el ambiente, pues las piezas que
constituyen el cuerpo central de la exposición son, la mayoría de ellas, de
inspiración BDSM.
A destacar un
cuestionario de prácticas BDSM que puede rellenarse allí mismo de forma
confidencial y del que también se muestran los resultados, que se van
actualizando diariamente.
A este cuestionario
y al arte con contenidos BDSM seleccionado para la exposición del CCCB dedicamos
comentarios específicos.
En la parte
conclusiva de la exposición, el BDSM apenas es mencionado, mientras destacan
referencias al postfeminismo, la teoría queer, el postporno o las artes
performativas contemporáneas. Con esto encaja la obra Sade X de Shu Lea
Cheang (2019), que da la clave para entender este último tramo de la expo, en
el que se reivindica a Sade como patriarca de las sexualidades disidentes.
Una de las piezas que forman parte de la instalación Sade X, de Shu Lea Cheang (2019) |
El recorrido de la exposición no separa con claridad las cuatro cosas antes mencionadas -los estereotipos asociados al nombre de Sade, que se dice en los papeles de la expo- si no que trata de establecer un hilo conductor a través de las pasiones, como queriendo evidenciar la persistencia del influjo -la expo lo eleva a legado- del Marqués de Sade, sus secuelas y las invocaciones a su nombre, a través de los tiempos, los contextos culturales o las formas de expresión. Y también, como sigue interpelándonos en el presente. Cosa, esta última, que tiene todo el sentido del mundo, pues viviendo cómo vivimos una evidente crisis del pensamiento racionalista ilustrado y de algunos de los frutos más sabrosos de la ilustración racionalista, lo irracional -las pasiones- emerge y se erige como un contrapoder. En mi modesta opinión, esta es la clave de la inquietante vigencia actual del Marqués de Sade.
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