Inspirándose en representaciones de Venus castigando a un amorcillo como las que vimos en una entrada anterior y también en su propia historia
personal, el artista surrealista Max Ernst concibió esta Virgen María
castigando al Niño Jesús en presencia de tres testigos.
Una interpretación laica y provocadora de uno de los
grandes temas del arte religioso cristiano: La Virgen con el Niño. Aquí, la Virgen
pierde por completo la habitual compostura dulce y beata recreada por tantos
artistas y se convierte en una figura dura y amenazante. Mientras tanto, el
Niño Jesus, que tiene el culo bien rojo, ha perdido la coronita que simboliza
su divinidad, que ha caído al suelo a causa del castigo.
Una zurra en toda regla que equipara la Virgen María con
la diosa Venus y a Jesús con el amor profano, o sea, el amor puramente carnal, desposeyéndolo por completo de su condición divina.
Este cuadro se conserva en el Museum Ludwig de Colonia y
fue pintado en el año 1926.
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