Formando parte de las ilustraciones del libro de George Bishop que comentamos en la entrada anterior encontramos unos grabados de la
serie llamada de las “Lascivias”, obra del artista renacentista italiano
Agostino Carracci (1557-1602) realizada hacia 1590-1595. Estos grabados
representan sendas escenas de flagelación protagonizadas por criaturas mitológicas.
Ambos merecen un comentario.
En uno de los grabados vemos a un sátiro flagelando a una
ninfa, que aparece atada a un árbol. Para flagelar, el sátiro empuña un manojo
de cuerdas.
En el otro grabado aparece la diosa Venus azotando a un
amorcillo, que tiene los ojos vendados. El instrumento de flagelación, en este
caso, es un manojo de ramas, posiblemente de abedul (birch). La posición del amorcillo azotado, sostenido sobre sus
espaldas por otro amorcillo, era habitual para castigar a chicos y muchachos, como puede verse en este otro ejemplo ya publicado en este blog.
Simbolismo: el sátiro representa el apetito sexual masculino
y la ninfa la sexualidad femenina. Por tanto, un sátiro azotando a una ninfa
simboliza la sexualidad salvaje convertida en pasión dolorosa. Más aún: la
ninfa aparece atada y el sátiro la azota con cuerdas. Tanta cuerda da a
entender que las ataduras con que el hombre somete a la mujer también causan
dolor.
Algo distinto al grabado que representa Venus, la diosa
del amor, castigando a un amorcillo que tiene los ojos vendados. Este amorcillo
simboliza el amor profano, es decir, un amor confundido con el sexo y el
erotismo, un amor carnal que facilmente desembocará en pasiones "negativas" como
la lujuria. Como es previsible, la diosa castiga este tipo de amor
en defensa de un amor sagrado, puro, místico y libre de la carnalidad.
WhipMaster
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