Reseña de esta
novela de autor francés y de tema español, que tanto a través de su versión original
como de su traducción tuvo bastante influencia en la literatura española de temática sadomasoquista que hemos venido estudiando. Referencia de la primera
traducción española:
Pierre LOUYS: La mujer y el muñeco (novela española).
Valencia: Prometeo, s.d. [1924] Traducción de Emiliano Ramírez Angel. Portada
de Arturo Ballester.
En 1924, la
editorial Prometo de Valencia, la editorial de Vicente Blasco Ibáñez, publicaba
la traducción española de La femme et le
pantin, de Pierre Louÿs (1898). Se tradujo inicialmente como La mujer y el muñeco. Posteriormente,
también se ha traducido como La mujer y
el pelele, titulo que me parece más adecuado ya que remite directamente a
una famosa obra del pintor Francisco de Goya (El pelele)
La traducción
española de esta novela era casi obligada puesto que se trata de una historia
ambientada en Sevilla. Según Blasco Ibáñez, autor del prólogo, se puede considerar
“una novela española. Los paisajes, las costumbres, los caracteres, están
perfectamente vistos. El autor conoce nuestro país como un hombre que ha vivido
largamente en él y ha sabido observar”. (p. 19-20)
El mismo Blasco
Ibáñez adelanta el núcleo argumental de La
mujer y el muñeco: “Concha Pérez, la protagonista, es la “mala hembra” que
se goza en hacer sufrir a los hombres, y sus adoradores unos esclavos de la
voluptuosidad que imploran la gracia de sufrir. Mujeres así no abundan, por
fortuna, en la realidad, pero es error notorio negar que existen, y especialmente
en una tierra de “hembras bravas” por las que se matan los hombres.” (p.20)
Así pues, La mujer y el muñeco es una historia de
dominación femenina y de sumisión masculina. No contiene juegos sexuales de
carácter sadomasoquista pero pivota sobre dos personalidades, las de ambos
protagonistas, con acusadas tendencias sadomasoquistas. En este sentido, es más
una novela sicológica que un relato erótico propiamente dicho.
La protagonista
femenina, la mujer, es Concepción –Concha- Pérez, una cerillera de Sevilla que representa a la
perfección el arquetipo de mujer fatal. Ella atrae a los hombres con su sensualidad,
su belleza y su gracia, cualidades de las que es perfectamente consciente y que
sabe administrar con gran sutileza, de tal forma que aquellos que caen en sus
redes acaban convirtiéndose en peleles que ella maneja a su antojo. Particularmente
Mateo Díaz, que es el muñeco, el otro protagonista de esta novela.
Mateo desea sexo y
Concha, jugando con el equívoco, se lo niega una y otra vez, de forma humillante:
“Lo que tú quieres no soy yo, si no lo que yo te niego. Si todas las mujeres
pueden dártelo ¿por qué me lo pides a mí, que me resisto?” (p. 115) le dice
Concha a Mateo en un momento dado. Ciertamente, la
negación del deseo y las constantes humillaciones acaban esclavizando a Mateo. A
mayor negación, mayor dependencia.
Al final, después
de haber escuchado cosas tan tremendas como “Me causas horror; ya te lo he
dicho. ¡Te odio, como a la muerte! ¡Te aborrezco más que a ella!” (p. 159) Mateo Díaz aun vuelve a escribir una nota a Concha suplicándole
“No puedo vivir sin ti. Vuelve. Ahora soy yo el que te lo pide de rodillas. Beso
tus pies descalzos” (p. 173). Todo esto refleja
claramente las sicologías sadomasoquistas de los protagonistas y los
comportamientos que impregnan toda la novela de Pierre Louÿs.
En cuanto a la influencia de esta obra, destacar los paralelismos entre La
mujer y el muñeco de Pierre Louÿs y El
octavo pecado capital, de Álvaro Retana, una de las novelas españolas más
interesantes desde la perspectiva del sadomasoquismo. Por otra parte, la
obra de Pierre Louÿs ha sido llevada al cine varias veces, siendo su versión
fílmica más conocida Ese oscuro objeto
del deseo, de Luís Buñuel (1977). También ha generado versiones teatrales:
ya en el prólogo de la edición española Blasco Ibáñez comenta que “de La femme et le pantin han sacado una
interesante comedia, que se representa en París frecuentemente y que dio cierta
notoriedad a Regina Badet, actriz y bailarina”-
(p. 20)
WhipMaster
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