Seguimos
comentando libros de temática sadomasoquista publicados antes de la Guerra Civil española, con ánimo de darlos a conocer y de algún modo paliar su
ausencia de las bibliotecas públicas. ¿Por qué es tan difícil encontrar estos
libros en la bibliotecas públicas?
En
esta entrada nos centraremos en El
masoquismo, de Arturo Sallarés, un autor del que apenas sabemos nada.
La
referencia:
Arturo SALLARÉS: El masoquismo. Historia del masoquismo en
las costumbres de los pueblos, en la vida particular y en los burdeles. Barcelona, hacia 1936. 34 páginas. [colección Cultura sexual, 4]
Este
librito forma parte de una colección de divulgación sobre temas sexuales
denominada Cultura sexual, en la que
también tuvo cabida un volumen dedicado al sadismo, firmado por Rosendo
Fernández.
El planteamiento de
Sallarés resulta francamente interesante en la medida que evita la condena
rotunda del masoquismo. Así, en la introducción afirma que “todos en el fondo
somos masoquistas, como también llevamos algo de sadismo”. Se refiere de este
modo a la entrega apasionada a la persona amada, separando claramente esta
forma de masoquismo de las “perversiones sexuales” propiamente dichas.
Sallarés trata
sucesivamente del masoquismo como placer erótico y sensual, del masoquismo en
las costumbres de los pueblos, del masoquismo en la vida particular y del
masoquismo en los burdeles. Para explicar lo
que es el masoquismo se apoya, principalmente, en autores y libros de medicina
legal sin dejar de mencionar, como es casi obligado, a Sacher-Masoch y a Kraft
Ebing. Constata además que el masoquismo no tiene mucha literatura científica
en español (p. 11) y cuando se refiere a su incidencia en la narrativa menciona
a Palacio Valdés junto a Zola, Daudet, Balzac o Schiller.
Al tratar del
masoquismo en las costumbres de los pueblos constata su arraigo en muchas
culturas alejadas de la occidental y observa como en ellas es algo casi natural.
Un punto de vista que también contribuye a relativizar cierta percepción
negativa del masoquismo. “En los pueblos asiáticos y africanos el masoquismo
entra en las costumbres no como un vicio de perversión sexual, ni siquiera como
una enfermedad, sino más bien como rito, medio sensual, medio religioso” (p.
22).
El capítulo
dedicado al masoquismo en la vida particular se centra principalmente en la
vida de Rousseau y deriva hacia el masoquismo de los reyes de Francia, Luis XIV
y Luis XV. Algo que no es de extrañar si tenemos en cuenta el momento republicano
en que esta obra se publicó. Sobre Luis XV, Sallarés escribe que “este rey no
solamente disfrutaba en ser el esclavo de sus concubinas si no en que estas le
zurrasen de lo lindo… era un verdadero monigote en manos de las mujeres, que
jugaban con él, dominado sensualmente, a gusto y a placer” (p. 29-30).
El último capítulo,
bastante breve, se refiere al masoquismo en los burdeles y los harenes, tema
que desarrolla de forma bastante genérica, comentando determinadas prácticas
pero sin referirse expresamente al contexto español.
El librito de
Sallarés se cierra, como se abría, insistiendo en la diferenciación entre un
masoquismo “perverso” y el que se desarrolla en el ámbito privado, el cual
–dice el autor- “tiene un carácter más delicado y casi siempre va revestido de
amor platónico, de una pasión volcánica, de una adoración a la persona amada,
que hace desear todos los sufrimientos que de ella vengan” (p. 34).
Esta distinción
entre un masoquismo entendido como perversión y otro tipo de masoquismo, más
delicado y revestido de amor platónico, unida a una visión no rotundamente
condenatoria, supone un avance muy importante hacia la diferenciación entre
sadomasoquismo patológico y sadomasoquismo consensuado, diferenciación sobre la
que décadas después se fundamenta el concepto de BDSM.
Valorado en su
conjunto, vemos que El masoquismo de
Arturo Sallarés ofrece una visión bastante normalizada del SM,
resultando ser la una de las expresiones más maduras de la cultura del
sadomasoquismo que llegó a consolidarse en la España de antes de la Guerra.
Luego, el franquismo la destrozó.
WhipMaster
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